Cuando un buque está en movimiento se crean fuerzas hidrodinámicas repartidas más o menos regularmente por toda la superficie de la carena; no ocurre lo mismo cuando se acerca a otro barco parado o en movimiento, o bien, en una margen de río o canal, entonces la presión sobre las diversas partes de la carena cambiará y sus efectos sobre el gobierno del barco pueden crear situaciones de peligro debido a un cambio brusco del rumbo, especialmente en canales y ríos, que pueden ocasionar una colisión con otro buque o una varada.
Si consideramos un barco navegando a una velocidad constante y con el timón a la vía, encontrará una resistencia a la marcha creada por unos filetes líquidos cuyas moléculas van rozando en toda la carena. Al ser el barco simétrico respecto al plano longitudinal, en las amuras hallará una resistencia a la marcha que consideramos positiva, en los costados la resistencia será inferior, que la consideraremos negativa, para volver a aumentar en las aletas siendo positiva de nuevo. Si dividimos el barco por la línea de crujía y por el centro de eslora, veremos que las cuatro partes estarán en equilibrio dinámico en el sentido transversal, por tanto, el barco mantendrá su estabilidad de rumbo. Sin embarco, su fuerza de avance se verá frenada por la resistencia del casco, la cual será igual a la diferencia entre las presiones netas de proa y de popa.
Si consideramos dos barcos navegando a velocidad constante y rumbos paralelos y como a efectos del estudio nos da lo mismo considerar a los barcos parados y una corriente de agua de proa a popa, veremos que al chocar los filetes líquidos contra las amuras interiores de ambos barcos y llegar a la estrechez o boquilla formada por los dos, se creará un aumento de presión en ambos costados y una vez pasado el punto más estrecho, irá disminuyendo lamiendo las aletas interiores de los dos barcos, los filetes líquidos irán separándose y se unirán a los que bordean los costados exteriores de ambos buques. En las dos aletas interiores la presión habrá disminuído por lo que tendrán signo negativo. La consecuencia o efecto de este equilibrio entre los dos buques será que ambos tenderán a acercarse los centros de gravedad y las proa tenderán a separarse. Dentro de un canal el buque es atraído hacia la orilla más próxima.
El maniobrista puede sufrir los efectos de la interacción en los siguientes casos:
- Entre buques navegando de vuelta encontrada.
- Entre buques alcanzados.
- Entre un remolcador y un supertanque.
- Entre el barco y un banco al que se navega paralelo a él.
- Entre un barco y la curva de un canal.
- Entre un buque en movimiento y otro fondeado.
- Entre un buque en movimiento y otro amarrado al muelle.
(para más información ver el TRATADO DE MANIOBRA Y TECNOLOGÍA NAVAL, del Capt. J.B.Costa).